domingo, agosto 28, 2005

La Risa

¡Qué indispensable es la risa para vivir!...Para vivir bien. Para crear lazos sanos y fuertes y para recargarnos de esa energía vital que nos permite transitar por este mundo, en este lapso de tiempo y hacerlo con entusiasmo.

La risa es la válvula que libera la vida que brota dentro de uno, la que libera de la angustia, el miedo, el dolor; la que nos vuelve cómplices, la que nos permite seguir adelante y la que nos da el impulso para disfrutar de lo cotidiano. La risa vuelve único y mágico lo común, lo que tal vez siempre ha estado ahí y le da un significado distinto.

La risa es saludable al cuerpo, al alma y al intelecto. Me gusta explotar en carcajadas o reprimirla bajo una sonrisa contenida cuando no hay opción. La risa me alimenta, me hace respirar a fondo y celebrar la vida. La risa compartida es la mejor, aquella que nos vuelve cómplices uno del otro y se queda guardada para sorprendernos con un recuerdo.

viernes, agosto 19, 2005

Son

Ya pasé sobre la idea de tenerte
Me tatuaste diez razones para irme
Pero cuando puedo en algo al fin dolerte
Todo se hace un vaho y ya de nada puedo asirme.

Qué manera ventajosa de recuerdo
Tu bulbosa densidad para seguirme
Pues teniendo nada aún, siento que pierdo
Ya soy otra y aún no acabo de morirme.

Amor y pasión
Humor y poción
Te acabas lentamente
Dolor, como el incienso.

Humor y poción
Amor y pasión
¿Qué clase de copal encopa tu vientre?
Que se huele hasta la ropa Si te pienso.

A mirra y son para el desahucio
A mi razón para el destierro.

¡Qué ganas de acabar de digerirte
De sudarte de una vez con todo el cuerpo!

Que con esta sal termines de salirte
Como un ángel en canal, colgar abierto.

Sudando frío
En el trance original del nacimiento
Y mientras un corazón huele a guardado:
Olor a las esencias que no han muerto.

Rafael Campos

miércoles, agosto 03, 2005

Aceptar nuestro Origen.

Recuerdo que hace tiempo, la primera vez que fui con un psicoterapeuta, esta me dijo que entender y aceptar a los padres no quiere decir justificarlos. Desde entonces han pasado unos siete años en los que, afortunadamente, además de vivir no he dejado de aprender. En este aspecto, lo que he aprendido (y aunque a veces lo llegue a olvidar) es que aún detrás de los peores actos de las personas, está el amor (Bert Hellinger). Y es que aunque un padre o madre golpeé a sus hijos de la manera más brutal o a su cónyuge, o les cause algún daño, en realidad lo que está funcionando ahí es el deseo subconsciente de ser aceptado por sus propios padres, o algún pariente específico, la fidelidad a ellos y el amor que no pudo materializarse de manera funcional (ojo, no estoy hablando de casos de psicosis). Es por esto que pasan generaciones y se repiten patrones, o se da lo que conocemos como “efecto péndulo”, que consiste en hacer todo lo contrario a lo que nos han hecho las personas que nos han lastimado en nuestra vida, sin saber, que aún así, la sobreprotección causa el mismo efecto que el abuso: personas con baja autoestima, inseguras, irresponsables e incapaces de tomar una decisión. La raíz del problema es simple: en vez tomar y aceptar nuestro origen, es decir, a nuestros padres y todas las generaciones que están detrás, nosotros mismos nos excluimos del sistema familiar, ocasionando una ruptura y un desequilibrio que se reflejará en propia nuestra vida y en la de nuestros hijos. Pero, ¿por qué esta acción nos afecta tanto? Tomemos un ejemplo: ¿Qué pasa cuando los inmigrantes que llegan a un país distinto al suyo renuncian a su cultura, origen y/o idioma por completo con tal de demostrar que pueden formar parte de esa sociedad y cultura nuevas? (con tal de pertenecer a esa nueva cultura?) Llega un momento en que pierden completamente su sentido de identidad y por lo general se convierten en personas insatisfechas, infelices e inseguras, porque no cuentan con toda la fuerza histórico-cultural que les conforma; no saben quénes son. Lo mismo pasa con la gente que se rehusa a adaptarse a las nuevas reglas o costumbres de un país y reniegan de éste, aún cuando es donde han encontrado los medios para sobrevivir. Ambas situaciones llevan al fracaso personal, o humano. Lo mismo sucede con los padres. ¿Se imaginan renunciando a generaciones y generaciones que nos alimentan y que se entretejieron sólo para que llegáramos a través de ellos a este mundo? Un precio alto a pagar si cortamos ese flujo de fuerza, de amor y de vida. Los padres, por más errores que puedan haber cometido o por más atroces que hayan sido, finalmente nos han dado algo que jamás les podremos retribuir y esto es la vida. Pero además, con ella viene la oportunidad de restablecer el orden del amor familiar, primero que nada, tomando con amor, humildad y dignidad la vida que hemos recibido y a aquellos que nos la dieron. Renunciar a nuestro origen, es renunciar a nosotros mismos, pues finalmente fuimos hechos mitad y mitad por ellos para convertirnos en seres únicos con una enorme capacidad para aprender y con todas las herramientas para asumir nuestra propia responsabilidad. Ciertamente, cuando niños o adolescentes, no contábamos con los recursos suficientes (en muchos sentidos) para saberlo, porque apenas nos estábamos formando. La ventaja que nos da la vida, es la oportunidad de desarrollar nuevas herramientas para poder enfrentar y sanear, con este amor, de manera humilde y digna, aquellas cosas con las que se ha continuado el círculo vicioso y que nos hicieron daño en algún momento. ¿Qué mejor muestra de agradecimiento podemos dar a nuestros padres y a la vida misma de que existimos, que tomando nuestra propia vida, con toda la responsabilidad que ello implica y en nombre de todo lo bueno y malo que hay en nuestro origen, hacer algo positivo con ella? Yo creo que la mejor manera de equilibrar, tanto el sufrimiento como los regalos que no podemos devolver, es ése: aceptar quiénes somos, de dónde venimos y hacer algo bueno con ello.