Sobre risas y coincidencias
Río de sencillez, de dejar afuera, o en los zapatos, aquello que se llama equipaje, de dejar afuera sueños, fantasías o realidades. Reír de solo dejarse sentir, que cada combinación es única y no se repite. Porque no es la fórmula que se produce y/o reproduce una reacción mecánica o física. Es lo que está más allá de esa mecanicidad, precisamente, lo que envuelve el momento y se vuelve la necesidad de ser uno en dos...o de hacer de dos uno. Un único ser que existe en la sincronía y armonía de sus partes y que va más allá del estar.
No hablo porque a veces las palabras son imprecisas. Y entonces dejo que mis ojos, que mi risa, que mi piel, que mis sonidos hablen por mí. Y a veces no digo nada porque he aprendido a no esperar, a soltar cuando más quiero. Y un verdadero acto de amor es ese: soltar y liberar al otro de los propios deseos y de la propia necesidad.
Es muy simple y tal vez río por eso. Por la simplicidad de algo que involucra tanta belleza y tanta renuncia también. Río porque no dejo de sorprenderme y ello me sorprende también. Porque son pocos los momentos que se viven así, con tal completud y claridad.
Y si observas bien, te percatarás de que hay pocas cosas en la vida cotidiana que provocan esa risa y esa sonrisa.
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