viernes, junio 24, 2011

Sobre en Diálogo con el Movimiento por la Paz

Me dispuse, primero que nada, a entrar en un estado de receptividad sin prejuicios ni condicionamientos; porque esa es la premisa para poder ser objetivo. Mientras escuchaba a cada uno de los ponentes, me fue posible ir armando un panorama, como las animaciones en 3D que se van formando de funciones que combinan distintos planos hasta dar con una perspectiva más completa. Entre más escuchaba, más sencillo me parecía ir armando esa imagen en tres dimensiones y al mismo tiempo, darme cuenta de lo enfrascados que estaban en su verdad personal -perspectiva- cada uno de ellos. Cuando uno tiene la oportunidad de exponer y escuchar ideas con esta claridad me parece que hay que partir desde el principio de integración de las ideas y no de la exclusión. Me agradó escuchar la disposición de colaboración de parte de la sociedad civil, tanto como el hecho de que el presidente calderón aceptara la responsabilidad que los gobiernos, en sus tres niveles y en sus tres poderes, tienen en toda esta ola de violencia que nos tiene "hasta la madre" a todos.

Pero ¿qué hacer, cuando un país insiste en no superar su condición cultural? ¿Qué hacer cuando nada se hace por fomentar verdaderas oportunidades de desarrollo en todos niveles? ¿Qué hacer para acabar con los mezquinos intereses de alguien que no sabe lo que son el honor y el respeto por la vida? Y aquí incluyo tanto a la delincuencia organizada, como a políticos, corruptos, magistrados y ciudadanos que en su proceder no muestran el más mínimo interés por la ética y estas dos cualidades esenciales para el desarrollo humano. ¿Qué hacer cuando bajo una doble moral de ilegalidad de las drogas se solapa al crimen organizado en vez de fomentar la responsabilidad individual con límites y regulaciones para su consumo (como con el alcohol y el tabaco) y comercialización, así como atacar el problema que da pie a las adicciones? ¿Qué hacer cuando la educación está en manos de intereses electorales y económicos personales? ¿Qué hacer si no hay muchas perspectivas de crecimiento y desarrollo profesional? ¿Qué hacer si no se generan empleos suficientes con salarios que verdaderamente den para comer y vivir dignamente? ¿Qué hacer cuando no se invierte en investigación y desarrollo? ¿Qué hacer cuando no se apuesta por el fortalecimiento de la economía interna? ¿Qué hacer cuando no hay una práctica responsable del ejercicio fiscal y de la economía? ¿Qué hacer cuando la educación en las familias fomenta el individualismo, la avaricia, la corrupción y la evasión de las responsabilidades? ¿Qué hacer cuando no se tiene valor por el trabajo y el esfuerzo? ¿Qué hacer cuando existen tantas fugas y lagunas en las leyes que permiten a los criminales salir libres cuando son culpables? ¿Qué hacer cuando la sociedad y el modo de vida fomentan la terquedad y el hedonismo sin límite? ¿Qué hacer cuando somos, aceptémoslo, una sociedad clasista, racista, segregadora de todo lo que no se parece a uno mismo? ¿Qué hacer cuando somos una sociedad históricamente resentida y revanchista? ¿Qué hacer cuando no somos concientes de que todos nos necesitamos unos a otros?

Cuando seamos capaces de resolver estas preguntas, entonces yo volveré a tener fe en que este país puede rehacerse a sí mismo. Mientras tanto, seguiré actuando de manera congruente conmigo misma, fomentando en mi entorno aquellas cosas y acciones que habiliten una vida social integral y divorciada de los intereses partidistas y de la vanidad humana. Mientras mi fuerza, mi voluntad, mi deseo y mi necesidad en ese sueño de honor y de respeto por la vida del que hablaba el señor Le Barón, seguirán siendo el motor de mis sueños como persona, como madre, como músico, como habitante de este país al que creo, tengo la obligación de contribuir a que sea un lugar mejor. Ojalá muchos otros, como yo, logremos encontrarnos y unir nuestros esfuerzos de integración, en vez de seguirnos dividiendo y cegando cada vez más.

sábado, junio 18, 2011

Traducir

A un año de la muerte del escritor José Saramago, que personalmente es uno de mis favoritos, me gustaría transcribir una de las publicaciones que hizo en su blog y que más tarde fueran editadas por Alfaguara. El texto habla sobre la importancia y el sentido de escribir, no sólo literariamente, sino desde cualquier disciplina, razón y propósito. Para mí, las analogías que hace entran no solo en el campo de la letra, sino también en el de la música y las artes. Cada artista, en cada nota, en cada trazo, en cada movimiento, en cada sombra o ángulo, va buscando esa traducción en el lenguaje que maneja y que también es propio al mismo tiempo. Vengan, pues, las sabias palabras de una de las personas que más he admirado en mi vida:

Traducir

Escribir es traducir. Siempre lo será. Incluso cuando estamos utilizando nuestra propia lengua. Transportamos lo que vemos y lo que sentimos (suponiendo que el ver y el sentir, como en general los entendemos, sean algo más que las palabras con las que nos va siendo relativamente posible expresar lo visto y lo sentido...) a un código convencional de signos, la escritura, y dejamos a las circunstancias y a las casualidades de la comunicación la responsabilidad de hacer llegar hasta la inteligencia del lector, no la integridad de la experiencia que nos propusimos transmitir (inevitablemente parcelada con respecto a la realidad de la que se había alimentado), sino al menos una sombra de lo que en el fondo de nuestro espíritu sabemos que es intraducible, por ejemplo la emoción pura de un ejemplo, el deslumbramiento de un hallazgo, ese instante fugaz de silencio anterior a la palabra que se quedará en la memoria como el resto de un sueño que el tiempo no borrará por completo.

El trabajo de quien traduce consistirá, por tanto, en pasar a otro idioma (en principio, al propio) lo que en la obra y en el idioma original ya había sido "traducido", es decir, una determinada percepción de una realidad social, histórica, ideológica y cultural que no es la del traductor, substanciada, esa percepción, en un entramado lingüístico y semántico que tampoco es el suyo. el texto original representa únicamente una de las "traducciones" posibles de la experiencia de la realidad del autor, estando el traductor obligado a convertir el "texto-traducción" en "traducción-texto", inevitablemente ambivalente, porque, después de haber comenzado captando la experiencia de la realidad objeto de su atención, el traductor tiene que realizar el trabajo mayor de transportarla intacta al entramado lingüístico y semántico de la realidad (otra) a la que tiene el encargo de traducir, respetando, al mismo tiempo, el lugar de donde vino y el lugar hacia donde va. Para el traductor, el instante del silencio anterior a la palabra es pues como el umbral de un movimiento "alquímico" en que lo que es necesita transformarse en otra cosa para continuar siendo lo que había sido. El diálogo entre el autor y el traductor, en la relación entre el texto que es y el texto que será, no es solo entre dos personalidades particulares que han de completarse, es sobretodo un encuentro entre dos culturas colectivas que deben reconocerse.

viernes, junio 17, 2011

Sobre risas y coincidencias

A veces son solo arroyitos; otras veces son cascadas o murmullos de viento. La risa y las sonrisas dicen tantas cosas. Y uno cree que es por efecto de una sola, pero no. Llegar a ese punto implica e involucra mucho. Dejar que se manifieste la vida, una fiesta de sensaciones, de emociones, de pensamientos y a veces, incluso, unas cuántas lágrimas porque lo que ha encontrado en los ojos del otro es parte del mismo gozo...de ese que no es sólo físico, donde el objetivo no es otro mas que crear, recrear y completarse mutuamente. Encontrarse en el otro y en uno mismo. Y saber que cada momento es nuevo y que es único, imperdible. Momentos en que la risa brota de la presencia, del acto de dar y de darse, del mezclar la mirada y la respiración. De saborear un festín de aromas, sabores, sensaciones y muchas tantas cosas indecibles. La risa brota porque fluye el sentir y porque no puede más, porque hay un valor en cada segundo de cosas que son irrepetibles y que desaparecen y dejan su huella. Porque eso es dicha.

Río de sencillez, de dejar afuera, o en los zapatos, aquello que se llama equipaje, de dejar afuera sueños, fantasías o realidades. Reír de solo dejarse sentir, que cada combinación es única y no se repite. Porque no es la fórmula que se produce y/o reproduce una reacción mecánica o física. Es lo que está más allá de esa mecanicidad, precisamente, lo que envuelve el momento y se vuelve la necesidad de ser uno en dos...o de hacer de dos uno. Un único ser que existe en la sincronía y armonía de sus partes y que va más allá del estar.

No hablo porque a veces las palabras son imprecisas. Y entonces dejo que mis ojos, que mi risa, que mi piel, que mis sonidos hablen por mí. Y a veces no digo nada porque he aprendido a no esperar, a soltar cuando más quiero. Y un verdadero acto de amor es ese: soltar y liberar al otro de los propios deseos y de la propia necesidad.

Es muy simple y tal vez río por eso. Por la simplicidad de algo que involucra tanta belleza y tanta renuncia también. Río porque no dejo de sorprenderme y ello me sorprende también. Porque son pocos los momentos que se viven así, con tal completud y claridad.

Y si observas bien, te percatarás de que hay pocas cosas en la vida cotidiana que provocan esa risa y esa sonrisa.

miércoles, junio 15, 2011

¿Hasta cuándo?

Hace unas cuántas semanas había un Pedro Ferríz de Conn criticando a Javier Sicilia por el planteamiento del "ya estamos hasta la madre". Por ese grito de frustración de tantos millones de mexicanos. Sicilia, junto con muchos otros, solo buscando un desahogo, pidiendo de manera justa y lícita un cambio de estrategia, cosa a la que todo país democrático tiene derecho. Hoy, cuando a él le toca que le echen por tierra su sueño (y el de la mayoría de los mexicanos) de justicia, con la liberación de Hank Rohn, es que entonces él lanza su propio grito de "estoy hasta la madre".

Yo creo que parte de la resolución de los problemas es aprender a acoger e integrar todos los puntos de vista, por más opuestos que parezcan y apostar por un concenso del bien común. Habemos muchos dispuestos a dejar todo por buscar oportunidades de desarrollo, no sólo económicos, sino personales y profesionales, en plena conciencia de que este querido país no ha sido capaz de ofrecer las condiciones para que sus ciudadanos podamos hacerlo, debido a los intereses de particulares, llámense políticos, líderes sindicales, empresarios sin escrúpulos (no todos) y gente común y corriente oportunista. Hay tantas cosas negativas arraigadas en nuestra cultura, que no nos queda otra que generar un movimiento de resistencia a esos elementos con nuestras acciones cotidianas, no con violencia, no con descalificaciones, sino con la congruenca de nuestros actos; no por ser mexicanos...sino por ser seres humanos con la obligación de dejar mejor el lugar donde estamos, que como lo encontramos. Mientras haya posin¡bilidad para ello, así lo haré. Cuando no haya más que hacer, entonces, con todo derecho, haré lo propio y buscaré un lugar que me ofrezca esa oportunidad sin sentimentalismos, victimalización, culpas ni culpables.

lunes, junio 06, 2011

Hace dos años

Hace dos años fue el incendio por el cual 49 niños fallecieron. Pero como vivimos en el país de "no pasa nada", de los catarros económicos y los milagros de la economía doméstica, de los compadrazgos y el tráfico de infuencias, de la "guerra santa contra el narco" y demás maravillas, pese al tiempo, todo sigue impune. Tanto responsables directos como los indirectos por negligencia u omisión.

Una pequeña oración por los pequeños que perdieron su vida y también por las víctimas que no fallecieron, pero cuyas vidas jamás de los jamases podrá ser normal.

Sueño con el día en que seamos más los que deseamos el bien común y el buen funcionamiento de este país y logremos organizarnos para hacerlo de verdad. Ojalá el sentido común pueda más que siglos de historia y condicionamiento. Sí, lo sé: soy una soñadora.