miércoles, abril 13, 2005

Fruta Seca

Tal vez sea por la lluvia que llegó a refrescarlo todo, a calmar un poco el calor que no deja desde hace días, pero el ánimo nostálgico permanece, aunque me encuentre feliz de todo a todo y con el cuerpo pidiendo descanso por tanto trajín.

Miraba aquel dibujo, mejor que el anterior. Tu mano izquierda con la que recorres el diapasón de tu guitarra, con la que tantas veces me acariciabas o cerrabas el puño, de tanta rabia. Esa mano que trabaja, que igual carga, arma, busca, teclea, enrolla cables, danza sobre tu guitarra acústica o eléctrica; que siempre está impecable, con sus callos y sus historias, que lidia con su anatomía, con su falta de elasticidad y que compensa con una ligereza que doblega las limitaciones y con sutiles movimientos cosquilleantes. Esa mano que sabe llenar de mimos suaves, caminar por mi cara y desarmarme desde el primer instante, que sabe aferrarse a la piel... Miraba esa mano, que sé, te tomó semanas dibujar. Y las cuerdas de mi violoncello no dejaban de vibrar y mientras más dejaba que fluyeran los pensamientos, que más se desahogara mi alma de todos sus rencores, anhelos, dolores, frustraciones y presentimientos, mis dedos se relajaban y corrían y se coordinaban con el arco, y el sonido fluía y yo escuchaba mejor la afinación. Y así, como si de un juego macabro del destino se tratase, sonó el aviso de mensajes...eras tú, preguntando por mí. Es quizá la tercera o cuarta vez que sucede desde que nos separamos, como si nuestro pensamiento aún siguiera conectado. Y aunque sé que el recuerdo es poderoso, cada proceso tiene sus propias implicaciones y éste ha sido el más extraño, el único donde no sé lo que debo hacer y donde vivo al día (quizá porque siempre fue así entre nosotros), donde mi única guía es la sensación de mi cuerpo, los mensajes de mi pecho, de la voz de mi alma, que pide espacio, que pide tregua, que pide paz. Que me pide volver a "casa", a mí misma, cada día y no renunciar nunca a más a lo que soy, a lo que necesito, a mi sentir, aunque ello implique estar lejos de ti. Porque a fin de cuentas somos como dice la canción: "Somos, en la distancia tan amada, fruta que fue deshidratada para poder vivir".

Fruta Seca
(fragmento)

Amo lo que recuerdo de ti.
Sueñas con lo que entonces te di.
Somos, en la distancia tan amada,
fruta que fue deshidratada
para poder vivir.

Lloras porque te anhelas en mí.
Sigo pues lo que sé es seguir.
Somos amantes de lo que hemos sido,
nos recordamos a algo conocido
que nos hizo feliz.

Rafael Campos

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal