Machismo Vs. Hembrismo
Cierto es que el machismo ha representado un gran problema en el mundo, no sólo por cuestión de derechos humanos sino también a nivel social. Aunque la mayoría de las culturas se han abierto y adaptado a los cambios sociales, y las condiciones de vida y desarrollo son cada vez más equitativas para ambos géneros, lo cierto es que este machismo persiste por cuestiones culturales (clasificado como “usos y costumbres”), religiosas (que a mi parecer va de la mano con lo cultural) y posiblemente por muchas otras razones. No es extraño enterarse de que despidan a una mujer en su trabajo o de su escuela por estar embarazada, ni encontrarse con la cantidad de violencia física y psicológica (golpes, insultos, abuso, infidelidad, abandono, etc.) de que son presa tantas mujeres en el mundo. En países como éste, incluso, es impensable –o inimaginable- aún que alguna mujer pueda llegar a la presidencia o a ocupar un cargo público clave, a pesar de las muchas mujeres que ya forman parte de la clase política con una participación verdaderamente activa. Sabemos que el surgimiento del feminismo trajo como consecuencia no sólo condiciones de más igualdad donde debe haberlas y la posibilidad de realizarnos de manera más integral, así como su incorporación paulatina a nuestra cotidianeidad. Sin embargo, yo considero que también esa búsqueda de igualdad de derechos y oportunidades trajo otro tipo de consecuencias, como el aumento en la carga de trabajo para las mujeres y un nuevo surgimiento social que algunas personas llaman hembrismo. Estoy conciente de que la mujer también ha ejercido alguna clase de represión sobre el hombre desde siempre; comenzando porque son las mismas mujeres quienes educan a sus hijos bajo la premisa de que “los hombres no lloran”, deben ser proveedores, siempre fuertes y astutos, competitivos y rudos. Sin embargo, a raíz de la revolución sexual, también creo que surgió un nuevo tipo de abuso con el hembrismo. Abuso de exigir al hombre que sea perfecto, de degradarle, de expresarle que no se le necesita (mensaje que también da el machismo a las mujeres) y en muchos casos se le humilla si muestra su lado sensible o frágil, si necesita apoyo o si no “funcionó satisfactoriamente” en el plano sexual. También se le reprime para que no exprese sus necesidades (de todo tipo) de manera sana y natural y se le envían mensajes confusos respecto del lugar y papel que juegan en nuestras vidas.
Me parece, que así como el hombre renuncia a una vida más plena e integral cuando decide ser “macho”, las mujeres que funcionan bajo este esquema de “hembra” pierden parte de su esencia y juegan un papel de transferencia de roles en vez de buscar esta integridad o integralidad, que el feminismo verdadero plantea y brinda como oportunidad.
Mi esperanza es que algún día, hombres y mujeres, logremos desarrollar la capacidad de reconocimiento al otro y entender que sí nos somos necesarios los unos a las otras y viceversa. Basta con mirar al ejemplo más básico, que es la reproducción y la necesidad instintiva (tanto orgánica como anímica) de una pareja, sin importar si es a largo plazo o no.
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