domingo, enero 23, 2005

A veces me da vergüenza...

Sí, a veces me da vergüenza ser humano. Ser cómplice, de alguna manera, de las atrocidades de las que es capaz la humanidad: aprovecharse de la desgracia ajena, renunciar a toda ética con tal de solapar su ambición, destruir para construir, cerrar los ojos y el alma al futuro, ya ni siquiera porque el bienestar de todos y del planeta significa el éxito de nuestro habitar en la Tierra, el asegurar el futuro, el verdadero, no el de los millones acumulados. Porque sí, soy un ser humano, como tú, como ellos, como todos...

Desgraciadamente los que se levantan el cuello, o carroñeros (como les llama Sergi), con su ambición disfrazada de "buena voluntad", no comprenden que con la muerte de una persona por obra u omisión, (sin importar que sea un niño, o un preso, padre de familia, etc.) al igual que el de un pedazo de selva, o de bosque, o de un río, de un ecosistema... se muere una parte de nosotros, de nuestro derecho a pertenecer a este mundo y también muere parte de la única posibilidad de un futuro sustentable.

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