martes, octubre 19, 2004

Instintos

Yo creo que en algún momento de nuestra vida todos hemos sentido alguno de nuestros instintos manejándonos a su antojo o haciéndonos pasar un rato que no esperábamos. Finalmente somos animales, animales morales, intelectuales, con conciencia, con alma, con lo que quieran, pero animales, ¿no?

La semana pasada, que fue la última en que ofrecimos conciertos didácticos con la orquesta, me sucedió algo muy "curioso". Yo no sé si se debió a mes y medio de ver niños todos los días, o símplemente que ya empezó a hacer "tilín tilín" el reloj biológico. Me refiero al instinto materno. Y es que siempre me han gustado mucho los niños, de hecho mis sobrinas son mi perdición, como alguna vez lo fueron también mis alumnitos (cuando daba clases a niños), pero una cosa es la empatía, frescura y vida que pueda lograrse con ellos y otra cosa es sentir en tu cuerpo una extraña sensación que corre por las venas y que te llama hacia el camino de la maternidad. Sí, de la complicada, esclavizante y arriesgada maternidad. Sé que aún soy joven (26 años) y que tengo taaanto camino por delante, tantos planes... y absolutamente ninguna condición favorable para tener un hijo; es sólo que nunca en mi vida había tenido esta sensación (quizás sólo una vez, en un sueño que tuve), que yo recuerde, y me parece curioso darme cuenta, una vez más, de cómo funcionamos las personas, al menos en este sentido.

Ojalá algún "día de éstos" (o sea, un "año de estos") se me haga saber y entender lo que es ser madre en carne propia. Un día, cuando pueda lograr condiciones favorables para ello y mi necesidad de crecimiento individual sea compatible con ello.

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