Otoño llueve.
La niebla se extiende
cual leche espumosa
y me dejo llevar,
flotando por las calles mojadas,
sintiéndome una gota más
entre esas minúsculas que la conforman.
Lueve Otoño,
Otoño llueve.
Y dejo que mi alma salga
y se empape con los aguaceros.
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