lunes, diciembre 13, 2004
Miré en mi pantalón las marcas de sal que habían quedado y me sorprendí: quizá era la esperanza que faltaba por caer...
Por un momento me sentí infinitamente pequeña, hasta que me di cuenta de que por primera vez, en todo este tiempo y en tantas y tantas veces, mi llanto era sólo por mí y a pesar de mi tristeza pude sonreír para mis adentros.
A fin de cuentas el propósito, el único con el que comencé el año, a pesar de todo, se cumplió: ser feliz. Sí, estoy triste, pero soy feliz.
"Con toda la tristeza
me voy con mi tesoro,
me voy cantando a coro
conmigo, conmigo..."
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