viernes, julio 23, 2004
Siete años atrás decidiste irte. Siete años atrás te vencieron el espanto y el cansancio y probaste el exilio permanente. Siete años atrás comencé a ser adulto y a tomar decisiones importantes. Me tomó muchos años aceptar tu partida y sanar mis culpas. Aceptar que lo que de ti recibí fue más de lo que imaginaba y valoraba fue duro y una gran lección de humildad. Deseo y espero, tanto como entonces, que descanses en paz, papi, a siete años de tu muerte. Te debo la visita al cementerio una vez más. Te quiero y te llevo en mí, tanto como la mitad de la vida que poseo, tanto como la manifestación más básica que tengo de sentirme viva, que aprendí antes de poder hablar y que son el canto y la música. Te renuevo la promesa que te hice y verás que algo bueno hago de mi vida cada día. Gracias.
1 Comentarios:
Gran objetivo para plantearse. Hacer algo bueno cada día de mi vida. Me da miedo mirar atrás y pensar en el espacio y el tiempo desaprovechado. Tengo un problema, bueno no se si es realmente un problema, pero puede que sea un tapón que impida circular cosas nuevas: Me encanta derrochar mi tiempo en cosas sin importancia. Perder el tiempo hasta perder la noción de que está transcurriendo. Sentirme como Momo paseando por esas calles vacías mientras persigue a Casiopea, ajena a todo el movimiento que la asedia.
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